Capítulo 233: Dolor que no
desparece
—
¿Ah? ¿Me recuerdas? que feliz me haces.
—
¡Tú! ¿Qué haces aquí?
—
He estado vigilando a Argento, todo lo que hace, cuándo y dónde. Tengo todo
debidamente cronometrado y se supone que yo también esté aquí ¿Sabes?
—Lo
siento, pero ella no está con nosotras.
—Lo
sé, la he estado observado.
Se acercó a nosotros casualmente pese a que la estábamos fulminando con la mirada. Los rebeldes que saben quién es ella están en alerta máxima y Richelle preparó su arco.