Capítulo 232: Recuerdos que no pueden borrarse
—Esto es terrible…
No
puedo dejar que mi ansiedad se note. Alrededor mío hay varios heridos y no
tengo forma de sanarlos. En el mejor de los casos, solo podría darles una fruta
con efecto analgésico que puedo producir.
A
lo lejos se oyen los estruendos de la batalla, que podrían ser de aquellos que
se separaron o por Felnote-san que se quedó atrás para conseguirnos tiempo.
Sin contar a Felnote o Arge, las demás seguimos juntas, pero tenemos un aspecto terrible. Richelle no habla, solo mantiene sus puños apretados con fuerza y con la mirada abajo; Kuzuha, en cambio, no para de llorar.
—Ginji-san…
No
es como si alguien me fuera a escuchar en medio de este caos, así que dije su
nombre sin dudar.
—Tonto…
Siempre
ha sido así. Fue así como despareció en nuestro otro mundo, y ahora está apunto
de desaparecer también de este.
—No
permitiré que me vuelvas a dejar.
En
este lugar está rodeado de mejores personas que antes, pero antes de que me
diera cuenta está a nada de volverme a dejar. No puedo permitirme volver a
estar sola, ni que él lo esté. No puedo perdonarlo.
No
me importa si termina odiándome y piensa que soy odiosa. Me arrepiento hasta la
muerte de no haberlo ayudado en aquel entonces, de no haber roto su jaula y
forzar su mano. Solo morí después de él.
—
¡Maldición!
Sé
que hay cosas peores a la muerte, y no quiero volver a sentir la impotencia de
no poder ayudarle.
Como
si inhalara y espirara la luz de la luna, aclaro mi mente y lo que debo hacer.
—Primero
que nada debemos rescatar a Arge, luego nos preocupamos por la batalla.
No
negaré que es mi propio interés, pero hacerlo también es importante. Con ella
de nuestro lado todas nuestras fuerzas podrán recuperarse sin problemas. Su
sola presencia puede llenar el vacío en nuestras fuerzas y, por el contrario,
en caso de que fallemos en rescatarla solo seremos cazados y aplastados de uno
en uno.
—
Es desagradable que capturaran tan pronto una pieza tan importante.
Por
eso estoy tan preocupada ahora. Más tarde le daré un sermón, mientras tanto, le
di una palmada al hombro a Kuzuha-chan para consolarla.
—
Kuzuha-chan, andando.
—
¿Eh?… ¿A dónde?
—Por
Arge, ¿A dónde más?
No
es fácil decirle a un niña que está deprimida que se levante. Pero ella decidió
venir aquí sabiendo lo que significaba, tiene que levantarse
—Pero…
ella dijo… Arge…. dijo que no no tenía nada que ver con nosotras.
Los
ojos de la chica zorro que me miraban rompieron en lágrimas. Desde su
perspectiva, que Arge no le hubiese pedido ayuda y rechazara su mano debió ser
lo mismo a que si la abandonara. En verdad es buena chica…
Personas
así no existían en nuestro mundo. Estoy segura que, de haber sido ese el caso,
Ginji habría tenido una vida totalmente distinta. Que le haya rechazado la mano
fue realmente estúpido.
—Arge
simplemente no quería involúcrate en esto, ni a las demás, y por eso se fue
sola, pensando que era la única que merecía salir herida.
—Eso
es…
—
¿Tienes tu cara destrozada no es así?
Justo
cuando Kuzuha-chan estaba por decir algo, la voz de otra persona la
interrumpió. Era terriblemente dulce y turbia. Teniendo un mal presentimiento,
me di la vuelta y vi a una chica con el cabello dorado a la luz de la luna y
con sonrisa torcida.
—Buenas
noches
—Elsee…
Alguien
molesto acaba de llegar en el peor momento.
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