Capítulo 230: El brote aplastado
—Bueno,
ya es hora de ejecutar a estos traidores.
El
peso de su voz fue tal, que todos en el campo de batalla se paralizaron.
Incluso Kuzuha, que estaba gritando, se quedó congelada mientras miraba a la
emperatriz.
Me
gustaría moverme… pero tampoco puedo.
Durante mis días como un caballero sagrado estuve en incontables batallas, y toda esa experiencia hace agitar mis instintos. Hasta los vampiros y escuadrones de sabuesos han dejado de moverse. El aire es tan pesado que moverse es como si fuese lo mismo que morir al instante.
—Bueno,
Obsidiana ¿Así te llamabas? Casi no recuerdo mucho, solo que eras problemática.
—Porque…
Shion fue un fracaso ¿Verdad?
—No,
no. Fuiste propiamente creada, simplemente escogiste seguir tu voluntad. Para
mí eso es más que suficiente.
Los
ojos de Shion quedaron en blanco, no esperaba esa respuesta. Ginka, que la
lleva en el hombro, parecía incluso molesta.
—No
hay problema con que “Obsidiana” esté aquí. A final de cuentas, su creador está
de nuestro lado.
—
¡! ¡No habrán hecho otra…!
Brutus
alzó su mano al cielo como respuesta.
—Enlace…
Ella,
a diferencia de Ginka, pronunció aquellas palabras sin pasión. Posteriormente,
destellos rojos se dispersaron a su alrededor, como si estuviera brotando
sangre.
Luego
de que el espectáculo terminara, quedó solo una armadura. Se parecía a la que
usa Ginka, pero de un tono rojizo brillante.
—Obsidiana…
en rojo.
—Carmesí
oscuro, así lo llama Kurogane, es lo último en tecnología.
Su
relajada postura era algo torpe, pero bastaba para provocar que el entorno se
viera sacudido por su densa magia.
—Antiguo…
ya eres un modelo viejo, así que no haces falta a nuestro avance.
—Hm
¡Estamos juntas en esto, así que podemos seguir creciendo!
—
¡Claro! ¡Vamos Shion!
La
espada, cuyo poder se comparaba a la carga de un dragón, impactó en ella. Fue
un golpe sin reserva, como cuando luchó contra mí, completamente centrado en
matar a su oponente.
—Ya
veo… ciertamente, parece ser que están creciendo. No esperaba que me obligaran
a mover un brazo.
“Carmesí
Oscuro” respondió al ataque fríamente. Simplemente con levantar su brazo pudo
repeler el ataque. No recibió ninguna herida.
—Hmpf,
Este es límite de un modelo viejo.
—Ugg…
¡Ginka-san!
—
¡Kagh…!
Un
fuerte golpe se escuchó, algo claramente se hizo añicos. Solo con eso Ginka
perdió fuerza.
Sin
siquiera molestarse en mirar a “Obsidiana” “Carmesí Oscuro” miró a su
alrededor.
—Bueno,
sigamos con esta ejecución, o con su rendición más bien.
—
¡Kuzuha, Aoba, Chrome! ¡Retírense junto a los rebeldes!
—
¿¡Felnote-san!?
—La
única persona de aquí que puede conseguirnos algo de tiempo soy yo, retírense
para que puedan reorganizarse.
No
tengo tiempo para comprobar si Ginka está
viva o no. Lo único que puedo decir es que la “mini-shion” ha desaparecido, por
lo que es seguro decir que “Obsidiana” está fuera de combate.
Siendo
así, la mayor fuerza que hay en estos momentos soy yo. Si quiero darle la
vuelta a esto me será imposible hacerlo de frente.
—No
te puedo decir mucho, ¡pero haz lo que sea para traerla de regreso! Sin la
magia de Arge nos será imposible lograr esto.
—…
¡Okey! ¡Vamos Kuzuha-chan!
—Ah…
¡Felnote-san!
Kuzuha
me llama. Ah…, se ve terrible. Sus ojos están hinchados de lágrimas, su mejor
amiga la dejó atrás, y ahora está aquí, despidiéndose de nuevo de otra persona.
Te
dije que debías cuidar mejor de tus amigos… vampiro estúpido.
Forcé
una sonrisa al pensar en ella, que no está aquí.
—No
te preocupes por mí querida. A final de cuentas sigo siendo un caballero
sagrado.
Ya
no puedo decir “ex”
Ignoro
a los rebeldes que se retiran y a los enemigos que los persiguen. En su lugar,
me concentro en la persona que tengo enfrente.
—Felnote
Laial ¿Eh? La primera vez que te vi me dolió mucho, jamás pensé que tu sola
pudieras destrozar a 23 de mis soldados de elite.
—Es
un honor que me recuerdes tan bien, su majestad.
—Sí,
lo recuerdo, a todos y cada uno de mis hombres. Sus caras, sus nombres, las
familias que tienen. Puedo describir uno por uno a todos los hombres que
mataste en ese momento aquí mismo.
—…
Si te importan tanto… ¿Por qué empezaste esta guerra?
Más
que estar sorprendida, me siento horrorizada. No puedo ver arrepentimiento en
sus ojos. Ella efectivamente debería recordar todas las catástrofes de la
guerra, y todas las vidas que se perdieron con esta.
Es
una locura recordar tantos nombres y a pesar de todo provocar una guerra tan
espantosa.
—Eso
fue algo que empezó mucho antes de mí.
—Esa
no es escusa, pudiste haberla parado.
—Estupideces,
la verdadera guerra está por comenzar.
Ella
niega mis palabras mientras sacude su cabeza y extiende sus manos, una hacia el
cielo y otra a sus pies. Me parece exagerado, pero el peligro que ella
desprende no ha disminuido en lo más mínimo
—Una
pequeña escaramuza como la que tuvimos contra el Reino no es nada. Lo quiero
todo, algo más allá de eso.
—Que
arrogante…
—Amo
tanto lo que está en este mundo, que si no es mío preferiría destruirlo. Fantasma: ¿Qué mamada?
—…
Estás loca.
Discutir
no nos va llevar a nada. Por muy equivocada que esté. Está firmemente decidida
a lograr lo que se propone, y tiene la fuerza suficiente para hacerlo.
—
¡Ginka! Si me puedes oír ¡Levántate!
No
puedo hacerlo sola. Yo, que tuve que esforzarme al máximo para ir en contra de
Ginka, no podré contra ella…
Desenfundé
mi espada, mientras rezaba para que se levantara.
—Al
menos debería ser capaz de conseguir un poco de tiempo.
Todavía
no ha terminado, pero si dejo que ella ande a sus anchas, definitivamente lo
habrá acabado todo. Así que, mientras tanto, haré lo más que pueda.
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