Capítulo
172: Presentado a la familia
—Fu~fu~ fu~ parece ser que
tuviste un viaje interesante.
—Bueno, sí, no fue aburrido.
—Bien, eso es bueno, lo
importante es no aburrirse ¿Por la eternidad?
Una vampiresa de cabello
dorado reía felizmente mientras escuchaba sobre mi viaje. Ella tiene la
apariencia de una chica joven y su nombre es Iris-san, encargada de los
bocadillos en la cafetería y, comparada conmigo, cientos de años mayor.
Es una vampiresa normal, así
que solo puede moverse libremente durante la noche y duerme en un ataúd durante
el día o trabaja en una zona aislada, la cocina, que está diseñada para que no
le entre la luz del sol.
En estos momentos es de noche
y las empleadas pueden relajarse. Luego de la cena, Iris-san vino a mi cuarto diciendo
que quería oír sobre mi viaje, mientras se inclinaba alegremente hacia donde
estaba.
—Umm… Arge ¿Bebes?
—Oh, preferiría abstenerme.
Satsuki-san me dijo que la mayoría
de los vampiros no son buenos con el alcohol, solo alguien como Iris-san podría
beberlo normalmente. Nunca lo he probado, pero temo que al emborracharme cause
problemas a los demás por lo que me negué.
—Fu~n, ya veo, bueno,
está bien, después de todo los vampiros no son buenos con la bebida.
—Lo siento.
—Está bien, si se trata de
alguien que me acompañe al tomar, tengo a Shino, pero ella no ha estado aquí
por un tiempo.
—Shino-san, tu barista.
—Ella está a cargo del café, salió
a buscar granos de calidad y no ha regresado desde entonces. No hay tanto
problema dado que podemos servir bebidas básicas.
Iris-san volvió a reír
mientras miraba su copa, la cual ya había vaciado. En cuanto noté eso, pensé
que debería, al menos, servirle licor, mismo que cosquilleo mi nariz con su
aroma.
—Fu~ fu~ gracias. También
me gustaría tener a una chica bonita como mi compañera, sería lindo.
— ¿Te gustan las…?
—Para nosotros los vampiros el
género no nos interesa, tenemos un cuerpo físico hecho de magia desde el
principio. Lo que nos importa son los corazones y la magia, por eso a muchos de
nosotros nos da igual lo demás.
—Si tú lo dices…
Recordé a otra vampiresa de
cabello dorado a la cual conocí en el pueblo de Renshia, su nombre era Elsee y,
al igual que Mutsuki-san, es conocida como uno de los vampiros más fuertes de
este mundo. Cuando nos conocimos me propuso matrimonio, aunque en realidad
quería forzarme a aceptar, diciendo que el género no importaba.
—Soy compañera de Satsuki en
muchos sentidos también.
—Incluso yo puedo notarlo.
—Yup. Este lugar… la cafetería
mayo, Satsuki-san lo hizo por mí con la esperanza de que pudiera disfrutar ver
los días pasar, días con nada más que una dulce cotidianeidad.
—Eso es…
—Sí, ha sido una vida larga.
Me sentía como si fuese a ser dejada de lado con todos creciendo y
desapareciendo bellamente. Sí, es cierto, Satsuki-san hizo este lugar para que
así pudiera aceptarlo de poco en poco.
Iris-san seguía hablando
felizmente mientras empezaba a cerrar sus ojos y sus mejillas se sonrojaron,
probablemente no por el alcohol. Llevamos un buen tiempo inmersas en nuestra charla.
Cuando ella abrió sus ojos rojos, como los míos, me miró.
—Por eso pienso que deberías
de hablar con tu amiga un poco más.
— ¿Eh?
Me sorprendieron un poco sus
palabras, volviéndose a reír, ella se explicó.
—No sé si pretendas ser dulce
o no, pero puedo darme cuenta de que te estás conteniendo. Debes pensar que es
molesto que alguien se rinda, por lo que estás buscando a alguien que sea
eternamente amable contigo.
— ¿Qué?… ¿Qué hay con eso?
Quiero encontrar a alguien
dispuesto a darme tres comidas al día y dejarme dormir cuando quiera. No miento
cuando digo que esa es mi razón para viajar, pero también es malo estar en
deuda con alguien más. Tengo una vaga compresión de que ambos sentimientos son
contradictorios, pero esas son mis verdaderas intenciones.
—Yup, Kuzuha, Felnote, Zeno y
esa chica Aoba, pienso que todos definitivamente te quieren mucho. Por eso,
incluso si tú no puedes encargarte de todo, está bien pedirles un poco más.
—……
—Oh, creo que estoy hablando
como una abuela ahora, así que no necesitas ponerme mucha atención, de
cualquier modo son cosas de borracho.
—No, muchas gracias.
Es cierto que ella está
borracha, y no es un error el que sea mayor que yo. Sin embargo, sé que habla
en serio por la forma en que me mira. Incluso si suena como algo molesto, es lo
que quería decir.
Seguramente es un consejo, un
sermón y un poco de su propia historia. Debería escucharla y recordar lo que me
dice, no pierdo nada, o así lo veo.
—Bueno, entonces, para mi
pobre y linda jovencita, te diré otra cosa.
— ¿Eh…?
—Aunque rechazaste el alcohol,
es difícil negarse a esto ¿Verdad?
Iris-san sonrió con picardía y
acercó su rostro al mío, haciendo que me llegara el aroma del licor. Sus suaves
dedos acariciaron mis mejillas y tocaron mis labios.
—Sangre, de todas las cosas,
no la has tomado recientemente ¿O me equivoco?
—Ah…
Como ella dijo, no he tomado
sangre desde que estuve en el continente demoniaco. La sangre de Richelle era
rica en magia, por lo que mi impulso por sangre aún no ha salido, pero hubo
unas cuantas ocasiones en las que el cuello de Aoba-san me pareció delicioso.
Para llegar a ese punto, podría decirse que empiezo a estar sedienta. Pensé que
nadie lo había notado, pero como Iris-san es una vampiresa pudo hacerlo.
—Somos vampiros, cuando
tomamos sangre de los demás estabilizamos nuestra propia existencia… de forma
que así prevenimos que nuestra magia se salga de control. No tiene que ser
necesariamente sangre y no importa si es dulce o no, lo que importa es que si
no tenemos la magia de alguien más en nuestro cuerpo moriremos; nuestra
existencia en sí depende de los otros.
—Lo aprendí hace tiempo, no se
trata simplemente de sed.
—Sí, pero te mantienes callada
sin confiar en los demás algo tan importante como tu propia vida, al punto en
que estás restringiéndote demasiado.
Riéndose como si recordara
algo, Iris-san me acarició. El dulce aroma del licor y el suyo, incluso si no
bebí, con solo tenerlo cerca me está emborrachando.
—Hmmm, hey, ven conmigo.
—Que vaya contigo… dices.
— ¿No te es difícil confiar en
esa chica? En ese caso, como tu amiga y alguien mayor que tú puedo ayudarte.
—No es que sea difícil confiar
en ella, es solo que… como la conozco desde hace mucho… es un poco vergonzoso.
Nos conocemos desde que éramos
humanos, es por eso que pedirle sangre a Aoba-san es un poco extraño, aunque
ella no se rehusaría. De hecho, desde que empezamos a viajar, ella misma lo
sugirió y me lo preguntó varias veces, pero le dije que no me hacía falta.
Lo resisto hasta el último
momento y solo acepto cuando la otra persona se ofrece, no sé si eso sea tímido
o no.
—Hmmm… está bien, haré algo al
respecto. Hey, ¿No está bien?
Cuando dijo “¿No está bien?”
Ella me abrazó y se volvió difícil contenerme.
—Ah~… ah.
Puse mis colmillos en su suave
cuello, e Iris-san lo aceptó sin resistirse. Estoy segura de que ella se ha
acostumbrado a hacer esto con Satsuki, incluso podrían hacerlo como algo del
día a día.
—U,… ah ahm que gentil… Oye
¿No es está tu segunda vez? Está bien, así que no te contengas.
Tal y como dijo, esta es la
segunda vez que bebo su sangre. En aquella ocasión lo hizo por sorpresa, pero ahora
es diferente, ambas estuvimos de acuerdo en hacerlo.
Caliente…
Su sangre es cálida y espesa,
como una bola de calor. La lamí de forma que se derretía lentamente y pasó por
mi garganta mientras la saboreaba.
Sonidos desagradables hacían
eco en la habitación, pero no me importaba, me dejé llevar por la dulzura de su
sangre y me olvidé de todo.
—Ah~fu~n… delicioso.
—Ah, sí… sí, está bien ser
honesta… um…bien… eres una chica buena.
Iris-san parece tener mucho
espacio para moverse, como esperaba, parece estar acostumbrada a que tomen su
sangre.
Estoy poniendo mis colmillos
en una chica que luce igual que yo, normalmente pensaría que es un poco
vergonzoso, pero ahora tan solo lo hago.
—Umm, chi-yu~… ji~yururu~…Pua… Iris-san.
—Está bien, está bien.
Necesitarás un poco más… seré paciente… hasta que estés satisfecha…
La sensación de sus dedos
acariciando mi cabello era agradable, me aferré a ella necesitando más sangre.
Mi estómago se llenó de un caliente fluido, y una dulce sensación se extendió
por todo mi cuerpo.
—Puhaa…
Tras escapar de su calidez y dejarla
ir, un frío aire pasó por mi pecho; mi cuerpo estaba sudado.
—Ah… umh~… dolor dolor,
vete lejos…
No tengo mi mente en orden,
pero aún puedo decir las palabras mágicas, cuyo efecto cierra la herida de mi mordida
en el cuello de Iris-san.
—No tenías que molestarte,
también me gusta el dolor.
—Pero me preocupaba…
—Um… ya veo. Fu~fu~, Arge, pareces
tener sueño. Sería bueno poder dormir como tú.
Confié mi cuerpo a Iris-san, que
lucía contenta, y cerré mis ojos. De momento no seré molestada por mi impulso
de beber sangre. Mi mente cayó lentamente en un sueño mientras pensaba
vagamente en lo que me dijo, que mis amigos también lo aceptarían.
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