Capítulo
166: De nuevo, la ciudad de las flores de cerezo.
—Ginji… no, Arge-san, sabía que eras buena para dormir. Sin embargo, no
pensé que pudieras dormir tan bien incluso cuando andamos a caballo.
—Bueno, poder dormir en cualquier lugar es mi especialidad.
Incluso si Aoba-san alzó su voz y habló sorprendida, para mí esto es lo
normal.
El viaje de dos personas entre Aoba y yo fue más cómodo de lo que pensé,
especialmente porque la habilidad de una Alraune es sorprendentemente
conveniente. Cuando llueve, ella puede cubrirnos del agua con grandes hojas,
justo como en una película y durante la noche, puede crear una especie de casa
tejiendo varias hiedras; fui capaz de relajarme en un lugar tan cómodo.
Las hiedras que ella teje para hacer nuestro refugio crean un lugar tan
bueno como una casa, además de que es conveniente para evitar los ataques de
monstruos y animales.
Pasamos unos cuantos días moviéndonos y, mientras tanto, contacté con
Neguseo acerca del lugar donde nos reuniríamos. También le hablé a Oswald-kun
sobre la promesa que hice con el rey. Más aparte, platiqué con Aoba sobre lo
que nos ha pasado.
No fue un viaje aburrido, aun así no pude evitar tener sueño incluso
durante el día, por lo que acostumbré tomar la siesta mientras andábamos a
caballo.
—No me sentiré bien a menos que duerma treinta horas al día.
—Aunque hubiera hecho un Tsukkomi como respuesta a eso, no deja de ser
algo imposible con las leyes de este mundo.
También acostumbraba dormir todo el tiempo durante mi otra vida, ya
estaba muerto, por lo que no me importaba. Justo ahora tampoco tengo algo que
hacer de cualquier forma, por lo que solo puedo dormir.
—Aquí estamos… Sakura-nomiya, ha sido un buen tiempo.
La primera vez que vine aquí fue en enero ¿O fue en febrero? De cualquier
modo, llegué aquí en carruaje esa vez y para cuando desperté todo estaba
oscuro, es mi primera vez estando aquí.
Aunque es algo nostálgica la fila de viajeros para pasar por la caseta.
Siendo que esa vez estuve dormida no sé qué tipo de revisiones harán para
dejarnos pasar, tal vez solo chequen si nuestro equipaje contiene cosas
peligrosas o prohibidas.
—Si tuviéramos un certificado del rey podríamos pasar fácilmente esta
caseta “Hey, háganse a un lado, traemos la cresta del rey” o algo así.
—Pero por ahora, se supone que no estamos relacionadas con el reino de
ningún modo.
Incluso si algo pasara, no recibiremos apoyo del reino, lo que significa
que debemos pasar sin revelar quienes somos. Incluso si no planeamos matar al
Emperador, nuestro trabajo básicamente es el mismo que un asesinato. Exponer
nuestras identidades sería malo para nosotras, la política es difícil.
—A pesar de que sea la reina de Sherwood, mi tierra aún no ha sido
reconocida como una nación. Si me anuncio a mí misma aquí solo conseguiré que
me vean como alguien sospechosa… Bueno, entonces relajémonos y esperemos como
las flores al abrirse.
Tras decir eso, Aoba-san cruzó sus brazos y se dispuso a esperar. Todos sus movimientos son hermosos, además de
que desprende un dulce aroma. Por supuesto, estamos llamando la atención.
Todos, especialmente los hombres, nos están mirando.
… Aoba es realmente hermosa y yo también, no puede evitarse que nos miren.
Más aparte, el aroma a “jardín de flores” que Aoba desprende es tan dulce que
hasta podría decirse que atraería a los insectos.
—Wauf~ Wauf~ Hmmm~ Onee-san ¡Hueles muy bien!
—Oh, eres una buena chica para apreciar el aroma de las flores ¿Quién
eres?
Mientras pensaba, una persona-perro se nos acercó. Bueno, no precisamente
un perro, un lobo. Sus orejas sacudiéndose definitivamente son las de un
Beastkin. Tiene una apariencia bastante linda y de algún modo se me hace
familiar.
La recuerdo…
— ¡Kuro-san!
— ¡Wauf! ¡Arge-chan!
Kuro Inui-san, una empleada de la cafetería mayo, ella también cuido de
mí cuando estuve aquí antes.
Como de costumbre, ella olfateo sus alrededores y se comportó como un
perro incluso cuando es un lobo. Es un poco vergonzoso, pero es difícil
rehusarse dado a que no tiene malas intenciones. Si bien hemos tenido un largo
viaje, no creo que huela mal, pues me limpio todo el tiempo con magia.
— ¡Hueles tan bien como siempre!
—Hahaa, gracias.
— Onee-san también huele bien, como a las flores. ¡Asombroso! ¡Tu cabeza
parece como un jardín de flores!
—De hecho… hay flores en la cabeza de Aoba-san, pero… ¿Lo que acabas de
decir no puede interpretarse de otra forma?
Ha pasado un tiempo desde que estuve aquí, pero Kuro-san sigue siendo tan
despreocupada como siempre. Esta es la primera vez que ella conoce a Aoba por
lo que, moviéndose en círculos alrededor suyo, está analizando su aroma.
—Uhm… Arge-san. Conoces a este… ¿Cómo decirlo? ¿Energético perro?
Ah, era de esperarse, Aoba-san está pensando en Kuro como un perro.
—Ah… varias cosas pasaron y estuve a su cuidado antes.
— ¡Oh sí! Como cuando nos encerraron juntas en una prisión.
—Una genial e innovadora explicación… mejor dicho ¿Arge, volviste a ser
atrapada en una celda?
Es difícil corregir lo que dijo Kuro puesto que no es del todo erróneo,
aunque fue culpa suya que yo fuera encarcelada. De cualquier forma, luego de
saber que Kuro es conocida mía, Aoba-san lo dejó pasar sin insistir más; su
expresión confundida regresó a la normal tras un largo suspiro.
—Bueno, ahora que te has encontrado con alguien que conoces, sería bueno
que platicáramos por el momento. Todavía hay tiempo antes de que la fila
avance.
— ¡Es cierto! Kuro está tan ocupada que podría morir… Puedes escalar la
muralla si tienes mucha prisa, pero lo mejor será que no lo hagas porque los
demás se enojarán. Yo no quiero que me quiten mis dulces de nuevo.
— ¿Te preocupan más tus dulces que las reglas?
Ella debe estar hablando de los dulces de Satsuki-san, la encargada de la
cafetería mayo. Para Kuro-san, no hay duda de que perder sus dulces es cosa seria.
—A todo esto ¿Por qué estás aquí? ¿Saliste a comprar algo?
—No, salí a caminar dado que “la tensión” era mucha y terminé saltando
sobre la muralla. Entonces pensé que debería comportarme pasando por la puerta
para regresar.
—Arge… tal y como lo pensé, esta chica es como un perrito ¿o no?
Pensé que nadie saldría herido si me quedaba en silencio, por lo que no
dije nada.
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