Capítulo 198: En la oscuridad
—Entonces… ¿No piensas unirte a nosotros?
Una desagradable voz resonó en la oscuridad, esta pertenece a una mujer que disfruta sentirse dominante. Siendo claros, siento nauseas. Quisiera lanzarme a ella y matarla, pero no puedo hacerlo estando atado con cadenas.
—Bandidos Terrier… parece que han estado muy activos últimamente, pero se les acabó la suerte. Y pensar que intentarían robarle a mi presa ¡y con solo tres personas!
—No me gusta ir en manada… como a ti.
Estamos en un amplio cuarto con muy poca luz, pero incluso así puedo distinguir su rostro perfectamente. Me mira con menosprecio y tiene el cabello enrollado, además de que viste un lujoso vestido pese a ser una bandida. A primera vista, las personas la confundirían con alguien de la nobleza.
En resumen, una estúpida vestimenta, y siempre una bandida respetable. Ella es famosa por tener decenas de subordinados.
—Fu~un… bueno ¿Ya tienes ganas de serme leal?
—¿Qué?…
—¿Qué tal si pienso en ti como uno de mis subordinados, que ha estado siguiéndome hasta ahora? Estoy reuniendo poder para volver a atacar a Cyril.
El banco de Cyril es una fábrica de dinero que gobierna la economía del mundo… ¿Piensa ir allá? Ella podrá tener habilidad y algo de fuerza, pero sigue siendo algo grande. De cualquier modo, solo puede haber una respuesta.
—Me rehúso.
—Oh… ¿Una respuesta inmediata?
—Si quieres a un perro, búscate a otro, maldita mujer.
La maldije en lugar de darle palabras de lealtad. Mientras la miraba, ella alzó sus cejas enfadada.
—Entonces… con mi artefacto mágico ¿Obedecerás?
Sentí como la temperatura de mi cuerpo incrementó. Es debido al aroma que ella está emanando, un dulce olor que funde mi cerebro. Mi sentido del olfato se está envenenado de un modo que destroza mis pensamientos.
—Gh…
—Obedéceme. “Hundimiento en sueños, reclutamiento”
El aroma llenó el cuarto oscuro e inevitablemente destroza mi razón.
—Mal… di… ción.
Un artefacto mágico que captura el corazón y te arrastra al abismo. No solo es incómoda, esta suavidad lentamente erosiona el alma.
—Gran resistencia a maldiciones, una voluntad fuerte… podría tomar algo de tiempo… ¿huh? ¿Cuánto tiempo soportarás? ¿O acaso ya me amas?
—Vete… al diablo.
La miré y le respondí groseramente.
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