Capítulo 197: Cachorros perdidos.
—… ¿Qué le pasó a Terrier-chan?
—En un principio, no queríamos regresar al Imperio. Sin embargo, con la declaración de guerra, el jefe está un poco fuera de, y hay muchas cosas en el cielo.
—Oh, como pensé, son Imperiales.
—Si lo sabes entonces será más fácil. No queríamos regresar al Imperio, pero habría sido lo mismo.
Escuchando a estos dos, quedé convencida. Los bandidos que conocí cuando recién había reencarnado: Terrier, Chihuahua y Dach. No fue casualidad que se llamarán así, sus nombres vienen de razas de perros de mi otro mundo, los cuales fueron traídos por otro reencarnado.
Desde el inicio… no he estado lejos de la familia Kuon. Pensé que tras reencarnar ya no me involucraría más con ellos. Sin embargo, las primeras personas que conocí estaban relacionadas con ellos. Que haya perdido mi otra vida no significa que perdiese esos recuerdos.
—Sin importar cuán lejos vayas, el pasado no desaparecerá.
—Ah, podría ser así…
—Lo siento, por favor no te preocupes por eso, tan solo estaba hablando para mí misma.
Lo negué con mi cabeza y volví a hablares.
—¿Qué pasó con Terrier-chan?
—Somos bandidos… y hay ocasiones en las que coincidimos.
—Básicamente, ¿Apuntaron a la misma presa?
—Ah, la cosa fue que… para que pudiéramos escapar, él fue atrapado… ¡Carajo!
—Entonces así fue…
En otras palabras ¿Terrier-chan hizo de señuelo por ellos? Incluso si son sus subordinados…
Pienso lo mismo siempre que nos encontramos, pero ellos son buenos amigos. No quisieron ser parte del ejército privado creado por Kuon, y podrían tener sus razones para dejar a Kurogane. En lugar de volverse una unidad de caza creada, ellos tienen una voluntad, cierto corazón.
—Todos, me gustaría dar un pequeño desvío ¿Está bien?
Dije con naturalidad.
—¡No me importa! ¡No estoy segura, pero si quieres ir, te seguiré!
—No entendí la conversación muy bien, pero te ayudaré Arge-sama.
—Tengo mis dudas, pero si eso es lo que quieres Arge-san, está bien.
Kuzuha-chan, Richelle-san y Aoba-san asintieron. Felnote-san nos miró un rato, cerró sus ojos y eventualmente suspiró, como si se hubiese rendido.
—No creo que ellos realmente sean unos comediantes.
—¿No está bien?
—Ya sirvo al rey y tampoco soy tan terca, pero si llego a considerar que son peligrosos…
—Si eso pasa, tomaré la responsabilidad.
—Es inusual que te involucres tanto…
Y una vez más, después de dejar salir un gran suspiro, Felnote-san sacudió su cabeza.
—Bueno, si tanto lo quieres, desviémonos un poco.
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